La gula

No aguanto más en casa tengo que salir y me voy a acercar a la tienda de la esquina a comprar cualquier tontería pidiéndole a Joaquín un ticket por si la policía le da por pararme y pedirme que justifique a dónde voy o de dónde vengo y santas pascuas ya que es la tercera vez hoy pero es que yo no nací para estar encerrado en casa y menos cuando el encierro es obligado por este bicho que no tiene ni tan siquiera el tamaño del más diminuto de los mosquitos y al que no voy a permitir dejarme enclaustrado y aislado por lo que aunque no me haga falta nada en particular cogeré artículos comodín que puedan utilizarse en cualquier momento y que ademas se pueda conservar bien como puede ser una sarta de buen chorizo del tipo del que mi madre utilizaba al hacernos esos macarrones de morirte con los que nos chupábamos los dedos y que aderezaba con un tomate rico casero para el que tengo tiempo de sobra pero que me da una pereza tremenda ponerme a preparar py que tendré que suplir buscando uno decente en la tienda ya preparado que sea similar aunque no tan rico como el de mi madre ya que nunca quedan tan bien como el hecho a mano y cocinado con el amor y la maña de esa madre que yo ya no tengo a mi lado porque la pobre pasó a mejor vida hace unos años y pienso que casi mejor ahorrándose ver esto y soportar a su edad un sufrimiento que es mucho peor para la gente mayor aunque me este desviando de la idea de la compra y de la pasta para la que yo creo que no tengo un buen producto en casa que acompañe dignamente a la salsa de tomate y al chorizo lo que me llevará a pedirle a Joaquín que me busque unos de esos espaguetis italianos que no son para diario pero si vienen de maravilla para una ocasión tan especial como esta en la que uno se pega un homenaje para llevar mejor la soledad y además recordar a la madre que ya no está e intentando evitar hacerlo con un plato de mierda sino con uno que la celebre dignamente como a ella le hubiera gustado y más si procuro acompañarlo por un buen vino que al venirme a la cabeza se me hace la boca agua si bien en casa y por eso de que no suelo recibir mucha gente no tengo caldos que se puedan considerar dignos de un banquete con lo que tendré que rebuscar en la tienda a ver si encuentro alguno de esos que levantan a los muertos con el permiso de mi difunta madre que al fin y al cabo el motivo de comprarlo es rendir un pequeño homenaje a su memoria sin olvidar el merecido homenaje a mi mismo lo que me lleva a acordarme de un vinazo blanco que bebimos el verano pasado en el restaurante de Ponferrada y que es probable que también tenga Joaquín en su tienda y que aunque me apetezca acompañar a los macarrones con un buen tinto siempre pueda ser una opción a añadir para acompañar un rico aperitivo que case con el blanquito haciendo así del homenaje un auténtico festín que me haga olvidar con su fragancia estos sinsabores que estamos viviendo tan intensamente que parece que los masticamos de tal intensidad como se sienten por lo que a su vez masticando será la mejor forma de encararlos haciéndome recordar que he de volver a mi lista de compra de la que todas estas elucubraciones me desvían y que ahora tiene que ser mi principal objetivo para hacerme recuperar transitoriamente esa alegría que el confinamiento me esta poco a poco restando y que debo contrarrestar sumando diversiones como el excelente e improvisado ágape que estoy montando camino de la tienda de Joaquín que es ahora una de las islas más deseadas en la ciudad guardiana de tesoros dignos del mismísimo Barbanegra a pesar de que Joaquín sea el pobre lampiño y una de las personas más honradas y honestas que he conocido incluso en la cuestión de vinos en la que hay mucho aprovechado que carga los precios como si fueran un tesoro de verdad de esos que se miden en quintales de oro diamantes y otros efectos precioso que ahora no cambiaría por mis espaguetis con tomate y chorizo y por el aperitivo con el que voy a acompañar el blanquito siempre dependiendo de lo que encuentre en mi buen colmado al que no quiero pedir más de lo que puede dar que no es poco y del de tipo esas maravillosas aceitunas que comí la última vez que estuve en Valencia y que me chocó encontrar en Levante porque eran de Andalucía y me dejaron un poco descolocado a la hora de juntar sabores con entornos pero que me supieron a gloria bendita y que me indujeron a interesarme mas por los tipos de aceitunas y los aceites que se derivan de ellas provocando desde entonces aunque sin excesiva fijación una búsqueda de nuevos sabores y combinaciones que intentaré rematar en la tienda hoy mismo llevándome unas aceitunitas similares y un aceite fresco y frutal para comer con un buen pan que a buen seguro será imposible conseguir dado que las panaderías de toda la vida están casi todas cerradas y las tiendas tienen que tirar del pan industrial y que me hace soñar con las hogazas que compro en el pueblo que me provocan unas ganas tremendas de coger el coche y salir hacía mi dulce aldea para traerme unas cuantas piezas si no fuera porque la Guardia Civil tiene bastante controlados los desplazamientos hacia segundas residencias y me puede caer la del pulpo solo por conseguir un poco de pan teniendo en cuenta además que es muy probable que la panadería del pueblo esté cerrada y vuelva con las manos vacías y el susto en el cuerpo toda vez que lo importante es el aceite que hace bueno a cualquier cosa a la que lo añadas incluyendo un desabrido pan industrial  que bien aderezado con arbequina y un poquito de sal puedo representar un manjar en la mesa a pesar de que recordar el pueblo me hace traer a la cabeza esas tardes de verano en las que nos merendábamos unos fartons remojados en vasos de horchata que nos ayudaban a combatir la canícula que arreciaba en ese exterior que ahora me lleva por la calle de la amargura darme cuenta que no voy a poder disfrutar al igual que los fartons y una horchata que es posible que pueda encontrar en la tienda por lo que no me cuesta nada preguntar y llevarme un poquito para a falta de condumio que pueda sumergir rememorar las tardes valencianas en el balcón de mi casa…

– ¡Buenos días Javier! ¿Que te trae por aquí otra vez? Porque creo que ya nos hemos visto varias veces esta mañana -risas-

– Anda, si ya he llegado. Pues nada Vicente… venía a comprar ¡Coño! Mira que he venido enfrascado en mis pensamientos, en la pandemia, en todo lo jodido que está el mundo, en las consecuencias, en como va a evolucionar esto, y se me ha olvidado que venía a llevarme. Bueno, si se me ha olvidado, es porque no sería tan importante. Ya sabes que lo que me viene bien es la excusa para mover un poco la carrocería, y aprovechar para ver gente y charlar un poco contigo. Que con esto del encierro me da la impresión de que se me está yendo la cabeza. Ponme cualquier cosa, lo que te parezca para justificar el viaje.

– Marchando…

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